viernes, 30 de noviembre de 2018

Patriarca de los múridos



Por Luis R. Carrera

Desde que empecé a tomar conciencia de este mundo y, muy en especial, del país en el que me había tocado anclar, supe que no eras un personaje notable ni mucho menos un ejemplo a seguir. Aquellos días de otoño del ’93 en el que percibía cómo iba mi entorno a través de los pocos medios que andaban a mi alcance por esos años, aprendí a tenerte animadversión, rechazo, repudio y todo aquello que se asemeje. Y no era para menos. Hacía tan solo 3 años atrás había concluido quizá un gobierno que en lo referente a lo económico y social hacía que los inicios del Primer Militarismo sean vistos como un modelo de estabilidad. Para el momento en que aprehendía esas nociones de tu persona, tú ya andabas por tierras colombianas salvaguardado en tu primer asilo político, ese que ahora intentas repetir.



Fueron pasando los años y cada vez aprendía más de tu pasado. Ya me había enterado de las colas que mis familiares se vieron obligados a hacer por obra y gracia de tus medidas económicas, había recibido ya noticias de los dólares MUC y ya sabía quien iba en el billete de 500 intis y aprendí a tenerte más rechazo que el que ya había generado en mi pre-infancia. Por estos días eras comparado al mismo nivel de Carlos Manrique y jugarme con tu nombre y tu legado se volvía parte de mis pasatiempos de niñez, pues cuando no te maldecía la gente, aparecía el gobierno de tu futuro vecino de celda a través de sus noticias compradas y hacía recordar al pueblo peruano lo desastroso que había sigo tu periodo de mando. Y cuando ni los Winter ni los Crousillat podían convencerme de tu satánica imagen, lo hacía ese tren que veía cada vez que visitaba el Cono Sur. El ir y venir de ese tren vacío y de tramo inconcluso era la evidencia suficiente para comprender la clase de gobierno que hubo previo a mi aparición en esta vida.





Era ya el nuevo milenio y tú seguías fuera del territorio nacional, ahora amparado bajo la sombra de la Torre Eiffel, y empezaba a conocer una faceta hasta ese entonces desconocida por mí: Tu palabreo. Se me había notificado acerca de tu poder de convencimiento y convocatoria a través de esa oratoria que aprendiste en el semillero aprista cuando Víctor Raúl, Armando y demás viejas glorias trataban de enmendar los decepcionantes giros políticos de los 50 y al mismo tiempo formar a los nuevos cuadros del partido, de los cuales tú eras el más destacado. Esa misma oratoria que en tus primeros años de gobierno te hacían ganar al pueblo en aquellos balconazos nocturnos antes de la estatización de la banca y que amenazabas emplear en tu regreso. Porque sí, desde el invierno de 1999 habían empezado a circular en las calles disque anónimas publicidades anunciando tu retorno, cosa que no podía creer tras haber tenido las nociones básicas de ese tu primer gobierno. Para ese momento, Los No sé quién y los No se cuántos ya te habían dedicado una canción que no hacía más que confirmar lo que ya pensaba de ti.



Y un día volviste. Era enero del 2001 y yo te veía en vivo por primera vez. Estabas frente a un mar de fieles seguidores que coreaban tu nombre a voz en cuello, con una pasión que ya hubiesen querido Roger Waters o Emmanuel. Veía cómo esos miles de fanboys con una estrella sobre sus sienes te idolatraban como si hubieses dejado las bases para una economía nacional solvente o por lo menos hubieras acabado con el terrorismo. Pero no, habías dejado al Perú en la bancarrota, tus ministros no tenían la mas mínima idea de cómo frenar la debacle que habías generado a mitad de mandato, al punto que uno de ellos se encomendó a Dios a nivel nacional, con precios que variaban del día a la noche y volvían a cambiar a la mañana siguiente mientras la cúpula aprista se hacía de todo beneficio habido y por haber pero ahí estaba tu público, esperando a que empieces a hacer gala de tu verborrea interminable que los engatusaba y hacía olvidar que alguna vez nos llevaste a ocupar los rankings de pobreza a nivel mundial.




Por aquellos días, el país comenzaba a asimilar que estaba otra vez en democracia y Valentín Paniagua se erigía, pese a la calumnia más sinsentido de la historia nacional a cargo de Nicolás Lúcar, como el mejor presidente de los últimos 40 años. Este fue el escenario que escogiste para intentar volver al poder tras una campaña donde un cover a dúo con el "Zambo" Cavero importó más que tu plan de gobierno (cositas de nuestro Perú querido). Más allá de tu derrota final frente a un Alejandro Toledo libre de Ecotevas y aviones parranderos, tu lugar en el podio de aquellas elecciones nos enseñó que un palabreo apasionado y una cantada con mediano financiamiento son suficientes para hacer olvidar 5 años de gobierno autodestructivo.


Si hay algo que te caracterizó aparte de tu capacidad para "mecer" al pueblo con un floro tantito mejor que el de Leonidas Carbajal, fue tu ímpetu por querer ser siempre el centro de la jugada. Es algo que llevas desde tus épocas de "pulpín", cuando empezabas a dar rienda suelta a tu egocentrismo en el Aula Magna bajo la anuencia de Víctor Raúl. Fue ese egocentrismo el que impulsó a amenazar con pagar solo el 10% de la deuda externa en el 86 y fue ese mismo egocentrismo el que te hizo patear al buen Lora en el invierno del 2004 por atreverse a adelantarte el paso en una marcha en la que intentabas ser el protagonista sin merecerlo. Aquel día nos demostraste que los rumores de tu adicción al litio en tu juventud no eran del todo falsos.


Para suerte tuya, te tocó vivir en el Perú, la tierra piadosa que perdona al que la destruye y le da segundas y hasta terceras oportunidades a quien la corrompe. Y este suelo tan generoso no iba a hacer la excepción contigo. Fue así como en aquel año 2006, el destino, y muchos votos fanáticos del "mal menor", te dieron esa segunda oportunidad que ya hubieran querido "Nalo" Barquero o "Piticlín" Palacios y volviste a la presidencia. Sí, aquel que como mandatario devaluó la moneda en beneficio de un selecto grupo de poder, aquel que dejó a miles de familias con la angustia de no saber el precio de alimentos básicos, aquel que no hizo el menor intento por evitar abusos contra comunidades campesinas durante la lucha contra el terrorismo y que avaló el saqueo de ministerios y las arcas nacionales a manos de compañeros apristas, ahora volvía a ser presidente. Un triunfo electoral tan inverosímil que un "Viva el Perú generoso" parecía escucharse desde las almas del Combate de Iquique al momento que "Caballo loco" asumía el mando por segunda vez. La cosa no estuvo tan difícil en esta ocasión, bastó el miedo difundido por un sector de la prensa respecto a tu contendor, le Ollanta Humala de polo rojo, sumado a un movimiento de pectorales que no hacía otra cosa que degradar aún más tu persona. Todo vale al momento de ganar, al parecer, incluso la dignidad





Para ese entonces ya había aprendido más sobre tu decadente persona. Entre recuentos y lecturas iba descubriendo sucesos tu primer gobierno que probablemente anhelas con toda el alma que el Perú olvide, como aquel 1986 cuando autorizaste al Comando "Rodrigo Franco" a exterminar presidiarios en Lurigancho y El Frontón bajo la excusa de frenar el terrorismo de Sendero Luminoso (al parecer esto era más productivo que proteger a la población de Ayacucho) y que a tus espaldas traías la muerte del dirigente minero Saúl Cantoral, pero tú segundo gobierno me traerían más sorpresas.



La primera de ellas vendría luego del terremoto del 2007 con la creación de Forsur, organismo que sería encargado de recepcionar los fondos y donaciones recibídas para reconstruir Cañete y el departamento de Ica, lugares que al día de hoy siguen esperando el dinero recaudado y que el ministro Garrido Lecca rinda cuentas al respecto, mientras quedaba como el recuerdo más bizarro aquel pisco que parecía burlarse de la desgracia acontecida. La otra sorpresa vendría 1 año más tarde. Mientras quedabas en ridículo frente a Ju Jin Tao y su delegación al intentar hablar en chino en la APEC, se descubría que personajes vinculados a tu gobierno entregaba por lo bajo lotes petroleros a una empresa noruega. Surgía la figura de Alberto Quimper, a la vez que tu compadre Rómulo León volvía a la fama casi 20 años después de aquel incidente en el congreso frente a tu némesis “Popy” Olivera. Ambos personajes, Don Bieto y Romulito, serían los personajes principales de aquellos recordados "Petroaudios" de la corrupción, auduos en los cuales el término "faenón" quedó como el nuevo sustantivo del diccionario peruano. Serían justamente estos nefastos personajes a quienes negaste y deploraste públicamente para salir librado del entuerto.

Pero si para ese momento se creía que Alan Damián (otro apodo de antaño) había llegado al colmo del cinismo con un segundo gobierno que robó a damnificados y señalaba a traición a quienes afianzaron el carácter corrupto de este periodo, con la bendición del máximo líder, agárrense para lo que viene. Corría el mes de junio del 2009 y el pueblo awajun defendía en la ciudad de Bagua su derecho a proteger su territorio luego de que las fuerzas policiales salieran en apoyo de Perú Petro en su intento de tomar posesión de terreno manejado por la población nativa mencionada con todo menos con dialogo. Por supuesto que el presidente no iba a quedarse sin hacer nada. Tenía que dar muestras de su presencia, y fue allí que, en un intento de apaciguar la situación pero que finalmente acabó por mostrar el verdadero sentir de Alan García frente la multiculturalidad, expresando muy cómodamente ante cámaras que el pueblo amazónico era conformado por personas de segunda categoría. Estas palabras bastaron para que cada vez más peruanos descubran su verdadero sentir acerca de la integración nacional.




Y mientras tú bramabas esas palabras tan esperanzadoras, tu legado seguía cruzándose en mi camino. Seguía viendo como ese único vagón del tren eléctrico continuaba desplazándose por la vía a medio hacer del Cono Sur como tratando de justificar de alguna forma su creación. Mientras tanto, los medios hacían recordar tu enriquecimiento ilícito a través del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI) (otra joyita de tu primer gobierno) y la liberación de narcotraficantes bajo el pretexto de evitar el hacinamiento en cárceles (joyita de tu segundo gobierno). Hasta que un día del 2011, el Ministerio de Educación autorizaba la remodelación de las otrora Grandes Unidades Escolares, entre ellas el gran colegio Ricardo Bentín. Fue en ese momento que por un instante estuve a punto de darte una oportunidad, de creer que tus gestiones, más allá de casi borrar al país de los mapas políticos y beneficiar solo a tu partido, ahora intentaban redimirse. Pero lamentablemente no hay que olvidar que quien encabezó estas reconstrucciones fue Alan García y su marca registrada no tardó mucho en hacerse notar. El Ministerio encargado y hasta el inefable Rodolfo Orellana y su delincuencial cooperativa Coopex estuvieron involucrados en las contrataciones sin supervisión que se llevaron a cabo para finalizar las remodelaciones antes de que termine el mandato de este presidente que cada mía tomaba una mayor similitud con las ratas y demás integrantes de la familia taxonómica de los múridos.




Tu gobierno culminaría con la que quizá ha sido la construcción más inútil del Perú contemporáneo. Aquel Cristo del Pacífico que mandaste a colocar en el Morro Solar quedó más fuera de lugar que Darío Muchotrigo trabajando para la “U”, pero al mismo tiempo termino siendo un reflejo de tu gobierno y de tu persona: Una cosa de gran dimensión que solo sirve para ocupar espacio y hacer creer que su presencia ha servido o sirve para algo. Así se ha ido desenvolviendo tu figura en todo este tiempo. Pero la cosa no acaba aquí. En los siguientes años anduviste impartiendo (o al menos lo intentaste) cátedra de cómo manejar de la menor manera la política al servicio de la ciudadanía, tanto en las aulas de la Universidad San Martín así como en cuanta conferencia te sea posible participar, hechos que no son más que un equivalente a pedirle consejos al “Pompo” Cordero sobre cómo tener una carrera futbolística responsable y exitosa.




...



Todo era felicidad para ti, más allá de las acusaciones en tu contra formuladas por la Fiscalía de la Nación desde mediados de los 90, hasta que estas recobraron fuerzas pues ahora venían cargadas de Jogo bonito, pues desde Brasil empezaban a llegar noticias de vínculos tuyos con Marcelo Odebretch, quien se convirtiera en el hombre más temido por los gobiernos sudacas, su empresa constructora y las coimas ‘esta desembolsó en tus dos periodos de gobierno para ampliar sus dominios continentales. Aún así, esto no impidió que pongas en marcha tu cuarta candidatura a la presidencia en el 2015, aprovechando la desazón popular por la decepcionante gestión de Ollanta Humala, ahora con polo blanco y mandil por delante de su banda presidencial. Entraría a tallar nuevamente aquel ego que te persiguió durante toda tu existencia y te hizo creer que eras la figura más célebre de la historia peruana, característica tuya que se acrecentó en la CADE del 2015 cuando todos los empresarios esperanzados en aumentar sus ganancias como sea y al mismo tiempo temerosos de algún cambio político se rindieron ante ti luego de tu intervención. Este clamor que tú creíste popular fue lo que te hizo confiar en un posible triunfo electoral. De más está decirte que el Perú da oportunidades, pero no hay que abusar de ello.


Era el 2016 y era yo uno de los más convencidos de la nocividad que cargas contigo y que no tenía que volver a infectar a esta patria querida. Esta idea terminó de reafirmarse cuando, en tu afán de reforzarte como sea, juntaste al APRA con el PPC en una misma agrupación, creando de esta manera una fusión peor que el Aurich - Cañaña y el Estudiantes - Grau jugando un mismo torneo. Comenzabas a confrontar tu realidad y buscabas aliados de donde sea, tal como lo venía haciendo tu bancada en el Parlamento, la cual había estrechado vínculos y encubrimientos con Fuerza Popular, el tercer y más sólido intento de reflotar el fujimorismo en la política peruana. Muy pronto este aberrante cruce tendría un destino más trágico que el de las fusiones mencionadas.



Cómo habría estado de mal direccionada este nuevo intento de gobernar que, en vez de reforzar tu campaña, reviviste muertos. Fue así que en el debate presidencial se demostró que ni la suerte quería estar a tu lado, pues te tocó enfrentar a quien menos querías. Sí, lo enfrentaste a él, a tu yunta, tu adú, tu causa de toda la vida, aquel que esperó pacientemente todos estos años para decirte en la cara lo que realmente eras. El destino te puso en frente de gran Popy Olivera, quien en menos de 10 minutos terminó de destruirte de distintas formas en horario estelar. Y así como el Aurich - Cañaña y el Estudiantes - Grau terminaron en la mayor intrascendencia así acabó tu último intento de alimentar tu ego y tus ansias de volver a destruir a la nación, como en los “buenos” tiempos.




Ya con el tiempo pasando y Pedro Pablo Kuczynski en el poder ofreciendo el indulto a Alberto Fujimori, seguías sin siquiera ser buscado por la justicia, pese a que los apuntes y declaraciones de Marcelito desde Brasil eran más que evidentes: tus campañas, tus gobiernos y hasta la lonchera de Federico Dantón tenían el auspicio de Odebretch. Pero tú seguías sin caer y cada vez te parecías más al Alianza Atlético de los tiempos modernos, aquel que nadie quería, pero aun así se mantenía en Primera. Esto probablemente haya hecho que tu soberbia alcance límites insospechados. Quizá haya sido por eso que con todo y gobierno truncado, fiscales detenidos, Keiko en prisión y Albertito haciendo la finta para no volver a la Base Naval tuviste el descaro de tildar de imbéciles a aquellos que te acusaban. Pero no contaste con la aparición de las nuevas figuras del momento. Richard Concepción Carhuancho y José Domingo Pérez se han convertido al día de hoy en una dupla en el plano judicial se ha ido asemejando a la de Cruzado y Chale o Sotil y Cubillas. Serían ellos los que ahora se encargarían de juzgarte en lugar de tus allegados en el Poder Judicial.





De esta manera, tras la orden de impedimento de salida del país a cargo de Concepción Carhuancho, el ex presidente que valientemente decía que “El que no la debe no la teme”, huyó cobardemente para pedir asilo político en la Embajada de Uruguay, asilo que estuviste a punto de obtener d no ser por toda la evidencia en tu contra que afortunadamente el país de Obdulio Varela descubrió acerca de tu roedora humanidad. Mientras eso ocurría, en el Congreso la alianza no oficializada, pero sí evidenciada, APRA – Fuerza Popular (que deja al APRA – UNO como un juego de niños) aprobaba proyectos de ley para proteger el financiamiento ilícito de los partidos políticos, acción que los partidos involucrados creían efectiva y sobre todo, inteligente, pero que no hacía otra cosa que poner al descubierto el apoyo, mutuo entre las agrupaciones más corruptas del Perú en estos tiempos. Para este momento la situación se hacía tan insostenible para ellos que el apoyo mutuo entre apristas y fujimoristas indigna tanto o más que el penal de Cueva.



https://diariocorreo.pe/politica/congreso-aprueba-ley-para-bajar-penas-investigados-por-financiamiento-ilegal-de-partidos-857298/


A la fecha, te encuentras sin asilo político, sin una bancada independiente ni fuerte ni auténtica, con una credibilidad nula que se ha visto reflejada en los comicios municipales en donde tu APRA querido no ganó ni una opción a repechaje y, lo que nos importa a todos, con una acusación de lavado de activos que te deben estar dando ganas de ir a Trujillo a enterrarte junto a Víctor Raúl hasta que tus informantes en la Fiscalía (los cuales tú mismo dijiste tener en un probable ataque de desesperación por salvarte) te digan que ya todo esta controlado, aunque con la nueva dupla judicial al mando, dudo que tus entripados y cochinadas vuelvan a taparse como antes.  Hoy no te queda más que afrontar los cargos en tu contra y al mismo tiempo, a la etiqueta que ser el patriarca de los múridos, el papa de todas las ratas habidas y por haber pues en estos tiempos no hay otro animal que te refleje tanto como aquellos roedores. ¿Qué dices que eres inocente y que todos te persiguen y chuponean solo por un odio infundado? Demuéstralo pues, imbécil.



2 comentarios:

  1. Algunos detalles faltaron describir, solo mencionare uno para no tergiversar la historia porque todo lo ocurrido en los dos gobiernos de García es Historia para la memoria de todos lo peruanos. Recuerdo que a inicios del primer gobierno de Alan el apoyo del pueblo era mayoritario , él decidio dar un giro por llamarlo así historico al pretender estatizar la Banca y el sistema financiero medida que "el pueblo " la izquierda marxista, diarios afines a la izquierda como la republica apoyaron, fue en ese momento que ocurrio un quiebre social, la clase adinerada (con Vargas Llosa liderando) se opuso a tal medida a pesar de que habia hecho mas fortuna con el plan economico y el dolar muc, ¿pero porque tomo esa medida Garcia? Garcia era un joven que habia llevado al Poder al Aprismo despues de medio siglo de luchas encarnizadas con sus oponentes políticos, asi que estaba en deuda su programa ideológico y él estaba por su juventud arrolladora mas del lado izquierdista para llevar las transformaciones economicas de acuerdo a su plan primigenio (tal como hoy la izquierda marxista pretende cambiar el capitulo economico de la constitucion a traves de una constituyente) pero encontro una oposición que la burguesia logro manejar y controlar llevando al país a una recesion e inflación incontrolables. A esas alturas con un equipo economico sin ideas, aislado de la comunidad económica internacional su debacle fue total, porque ademas no quiso sincerar los precios.En las elecciones presidenciales de 1990 Vargas LLosa lo explico muy bien, que era necesario pero al final eligieron a un Nikei bajado de un palto que ofrecio lo contrario y todos votaron por Fujimori hasta los marxistas y sin embargo el Nikei aplico las medidas economicas que Vargas Llosa ofrecio. En conclusión de todo este cuento sensacional García fue el único culpable politico de la debacle de su primer gobierno por haber pretendido estatizar la banca y el sistema financiero a pesar de contar con la constitución de 1979, motivo por el cual el Nikei Fujimori promulgo la constitución de 1993 y aprobada mediante referéndum por EL PUEBLO en el cual reemplazo el capitulo económico de la constitución de 1979. De esa manera Fujimori pudo llevar a cabo su "programa economico" y todo el desmantelamiento del Estado dicen "socialista" que Velasco habia implantado en su gobierno con apoyo de la izquierda marxista aunque Velasco en muchas ocasiones manifesto que la revolución iniciada por su gobierno no era marxista. Todos estos acontecimientos que perduran y tienen consecuencias hasta el día de hoy se produjeron a raíz del intento de Alan Garcia de nacionalizar la Banca y el sistema financiero peruano que hoy en día la izquierda marxista nuevamente reclama una asamblea constituyente para reemplazar el capítulo económico de la constitución de 1993.

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    1. Todo dato que amplíe los mencionados en la crónica son bien recibidos. Se agradece el aporte.

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