sábado, 30 de octubre de 2021

Fulería criolla

 


Por Luis R. Carrera


Tradicional armonía que surgiera

de adaptar el folklore europeo

que al juntarse con nuestra tierra

se prestó pa’l jaraneo.


En tiempos del tranvía y el estanco

brotaron notas sagradas

siendo estas tan admiradas

que se pintaron de rojo y blanco.


Ritmo de cuna limeña

forjado en barrios populares

se le consideró de órbita pequeña

más llegó a muchos lares.


En Cocharcas y Malambo

se dieron los primeros pregones

sinceras creaciones

de negro, mestizo y zambo.


Música que guarda el sentir

de barriadas y callejones

cuyas angustias y emociones

tienen mucho que decir.


Para crearla no hay mejor cosa

que la guitarra y el cajón

precisos pa’ una resbalosa,

una polka o un bordón.


Tradición que despegó cual rayo de luz

por Montes, Manrique, Pinglo y Porfirio,

por los Azcuez, Bartola y Jesús,

a quienes admiramos con delirio.


Vendrían luego Avilés, el “Carreta” y los Embajadores,

Lucha, el “Zambo”, Chabuca y Luis Abanto,

entre otros grandes señores

a quienes agradecemos por tanto.


Aquellos acordes y versos

de origen obrero y popular

expandieron tanto su universo

que hoy se oyen en todo lugar.


La música criolla nos seguirá representando

ya seas faite, cantor o palangana

por eso estas líneas voy declamando

pa’ que siga la jarana.




 

martes, 20 de julio de 2021

Vale todo democrático


Por Luis R. Carrera

La tercera década del siglo XXI ya dio inicio; una nueva era en la que las diferencias se tratan con una mesura acorde a nuestro alto nivel evolutivo y la tolerancia es un elemento fundamental en toda discusión y análisis de la vida. Al menos esto es lo que se cree hasta que de un momento a otro nos topamos con los hechos verídicos. Basta con revisar cualquier plataforma virtual, sintonizar cualquier noticiero o simplemente oír lo que dice la gente al transitar para darnos cuenta de que lo mencionado al inicio es una ilusión que impactaría al mismísimo Tomás Moro. El nuevo siglo no ha hecho más que dar sustento a todos nuestros complejos, inseguridades, miedos y odios, los cuales se valen de todos los medios que hoy tenemos al alcance para asentarse con más fuerza e intentar ser parte de nuestra vida por mucho más tiempo del que se tenía previsto, para sorpresa de nadie.


Es que ya no solo la televisión, la publicidad o las manifestaciones cotidianas de familiares de familiares o amigos son los entes principales que moldean nuestras vidas. El fácil acceso a la tecnología también un cumple un rol determinante en la formación de nuestra visión del mundo y dependiendo de cómo recepcionemos el mensaje de cada uno de estos agentes, el resultado puede ser positivo o algo mortal. Lamentablemente, prima la segunda opción y ahí la razón por la que acciones como el racismo, el clasismo, la homofobia, el bullyng, etc. están más vigentes que nunca y esperan cualquier evento que congregue la atención de las masas para atacar. Una elección presidencial es un acontecimiento de multitudinario poder de convocatoria y si esta ocurre en una tierra que además de no haber puesto solución a sus falencias sociales, tiene las facilidades para acceder a los medios de hoy en día, el resultado se vuelve de temer. Es por ello que a continuación se intentará poner en evidencia distintas situaciones ocurridas en la última elección presidencial llevada a cabo en nuestro amado y resistido Perú que demuestran que en esta parte del mundo lo retro ya ha ha llegado a niveles con bastante retorsión. 

El detonante

Entre los días 11 y 12 de abril del presente año se confirmaba la participación de los 2 candidatos que pasaban a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales: Por un lado tuvimos a Keiko Fujimori, la hija del dictador, la condenada por lavado de activos que hizo su campaña electoral con libertad bajo fianza, un hecho sui generis en estas lides, que increíblemente volvía a tener la posibilidad tentar la presidencia por tercera vez consecutiva gracias a la efectividad de su trabajo de base en la costa pero sobre todo, por el poder de sus tapers. Mientras que por el otro lado, un tal Pedro Castillo había tomado el primer lugar de las preferencias gracias a su remontada aparentemente imprevista en la última semana de campaña, pero que cuando tomamos en cuenta por qué regiones del Perú se movió y qué sectores de la población nacional le dieron su respaldo, su triunfo en la primera vuelta no es de extrañar a nadie. Pero quienes sí se extrañaron fueron todos aquellos que celebraron la caída de Verónika Mendoza y ya habían proyectado una segunda vuelta completamente enfocada en la familia, el dominio blanco y por encima de todo, la defensa del libre mercado, sea o no beneficioso para el país. 

Por ello, no fue de extrañar que el conservadurismo peruano conformado por los principales grupos empresariales nacionales (aquellos que les gusta acaparar empresas del sector alimenticio, bancario y farmacéutico), las familias que los controlan, los medios de comunicación afines a estos grupos y familias, líderes y simpatizantes religiosos y los que se creyeron el cuento de que todos tenemos las mismas oportunidades pusieron el grito en el cielo cuando vieron que un profesor de la sierra norte con ideas críticas sobre el actual modelo económico y en favor de las áreas marginadas del Perú era el candidato con más posibilidades de llegar a Palacio de Gobierno. Las respuestas a este suceso no se hicieron esperar y es aquí cuando lo peor del ser humano, ese cúmulo de rabias e inseguridades de las que juramos estar libres, vio la oportunidad de aflorar.

Resentimiento viral

Al inicio se hizo mención de la tecnología que caracteriza a estos tiempos y lo fácil que es poder acceder a ellas si se tienen alcance las herramientas necesarias. Eso fue justamente el elemento en el que se empezó a hilvanar una extensa secuela de manifestaciones no solo desaprobatorias hacia Pedro Castillo, el flamante ganador de la primera vuelta, sino que este rechazo vino cargado de racismo, ofensas y en general de un desprecio que nos hacía sentir que nunca llegamos al siglo XXI. Es que fue algo frustrante ver tanto avance en las comunicaciones, tantas plataformas y tanta evolución de la telefonía y el Internet para que todo ello sea empleado para verter ofensas de lo más deleznables hacia una persona.

La prueba de esta situación son los incontables posteos y comentarios que usuarios de todo el país emitieron desde sus perfiles de Facebook, Instagram, Twitter y hasta Tik Tok, en los cuales hacen notar de formar muy poco sutiles su descontento con los resultados de la primera vuelta, pero principalmente dejaron en evidencia que su malestar iba dirigido hacia un candidato en particular. La gran mayoría de quienes se manifestaron en contra de Pedro Castillo se basaron en una infinidad de razones y ninguna de estas tuvo algo que ver el aspecto político. Casi toda la crítica en contra de líder sindical se enfocó en su aspecto, su forma de hablar, su forma de vestir y por supuesto, su procedencia. De ahí la razón de que viéramos mensajes que señalaban que ahora empleados domésticos serían presidentes, por poner un ejemplo. Y aquí no terminaba todo. El odio hacia Castillo y su entorno creció cuando se conocieron los departamentos en los que Perú Libre había ganado, pues ahora la discriminación ya no solo se dirigía a una persona, sino a todo el conjunto de ciudadanos que dio su apoyo a Pedro Castillo, como los tan bienintencionados twitteros que pedían quemar Ayacucho por haber tenido la osadía de votar en bloque por Perú Libre. Las primeras tentativas de homicidio decían presente. 

Manipulando los miedos

Este desprecio por quienes no apoyaron discursos conservadores no hace sino traer a la memoria todos nuestros años de república y como no, el periodo colonial en donde uno de las ideas fuerza para robustecer el sistema fue la discriminación racial, una actitud deplorable pero que a medida que fuimos avanzando como sociedad, el rechazo a todo lo ajeno al entorno propio siguió inherente a nosotros y hoy que en teoría nos superamos y hemos aprendido de los errores del pasado, no hacemos otra cosa que dar muestras de que nunca nos quisimos desprender del trato que la sociedad virreinal o la República Aristocrática le daba a poblaciones andinas y amazónicas y a los sectores empobrecidos, integrantes de la sociedad peruana que este año volvieron a ser víctimas de la discriminación proveniente de una Lima que años atrás glorificaba al oligarca de turno y hoy rinde pleitesía a una cúpula política que no contenta con querer mantener al pobre y al no limeño lejos del poder, se vale de un discurso que concentra demagogias, religiosidades y miedos infundados expuesto con tal energía que logra calar en las mentes de quienes optan por tomar como referencia únicamente lo que el conservador les informa, para beneficio de estos últimos.

Fue así como en la campaña de la primera vuelta, partidos como Fuerza Popular (agrupación con más prontuariado que ideario político) y Renovación Popular (partido liderado por fanáticos religiosos y seres con nula capacidad de razonamiento ante planteamientos que no se relacionen con la fe cristiana, la familia y la veneración de corruptos) en base a populismos, mensajes ridículos, pero sobre todo, la seguridad de que ninguna idea progresista verá la luz, lograron insertarse en el imaginario popular como los llamados a liderar este país y librarlo de gays, comunistas y pro-abortos. El miedo al cambio imperaba en la mentalidad limeña una vez más y la ultraderecha lo iba a capitalizar, tal y como lo hizo la candidata naranja 10 años atrás, como lo hizo su padre en los años 90 o los gobiernos militares de los años 30 y 40 cuando perseguían apristas y socialistas. Había una escuela que reivindicar.

El odio se politiza 

Nada de lo planificado por la derecha peruana en la primera etapa de las elecciones pudo evitar la llegada de Castillo al primer lugar de las preferencias. Sus esfuerzos se dirigieron únicamente a atacar la campaña de Juntos Por el Perú pues dentro de su plan para recuperar el poder, perdido tras la renuncia de Manuel Merino, el conservadurismo pro agresores y corruptos vio en Verónika Mendoza como la única enemiga a vencer, por lo que cuando el profesor emergió de entre los de abajo en las encuestas, sus objetivos se veían truncados. Fue así como se dio el primer ataque en contra de los resultados de la ONPE. Rafael López Aliaga, candidato perdedor del partido celeste, denunció un fraude ni bien supo que había quedado fuera de carrera, un reclamo que felizmente fue ignorado. Pero si hay algo que un extremista ve como imposible es quedarse tranquilo cuando las cosas no le salen bien. Por esta razón, en plena campaña por la segunda vuelta, el rey de las flagelaciones convocó a su "ola celeste" a un mitin en el Paseo de los Héroes Navales en donde en un momento de exaltación máxima, pidió la muerte de Castillo y Vladimir Cerrón, palabras que provocaron el éxtasis sobre una muchedumbre que se olvidó del Covid-19 y abarrotó las inmediaciones del Palacio de Justicia para oír tan hermosos pensamientos de su líder. Se declaraba la guerra a la democracia y los medios de comunicación masiva no lo quisieron ver.

Por rencor al Perú

Y así, tras 2 meses de guerra sucia asolapada por los grandes medios en los que gente de Fuerza Popular, Renovación Popular y seres afines a estas agrupaciones usaron todas las plataformas que tuvieron al alcance para decirle a los votantes lo peligrosa que sería la llegada de Pedro Castillo al poder puesto que representaba al terrorismo castrochavista que buscaba implantar el comunismo en el Perú (de lejos el argumento más idiota que se haya utilizado en cualquier campaña electoral pero que a pesar de ello tuvo la aceptación de muchos compatriotas), la noche del domingo 6 de junio los resultados de la segunda vuelta que en el Boca de Urna dieron como vencedora a la hija del dictador, ahora mostraban que el profesor había vuelto a remontar en los porcentajes, como lo hizo en la primera vuelta, y su triunfo se iría confirmando en los días posteriores. Ante este desenlace, cualquier otro contendiente aceptaría los resultados y solo esperaría la confirmación de los hechos para saludar al vencedor. Cualquier otro contendor menos uno de extrema derecha con peligro de volver a prisión como lo era la Señora K. Por ello fue que desde el día 7 de junio empezó de manera oficial su propia guerra contra Castillo, la ONPE, el Jurado Nacional de Elecciones y contra todo peruano que no haya votado por ella. Todos debían pagar por esta afrenta.

El paso inicial de la venganza fue desconocer los resultados en su contra pero sin decirlo. Para lograr esa mezcolanza de malas intenciones, Fuerza Popular levantó una puesta en escena con forma de conferencia de prensa en la que se denunció un fraude ocurrido en los comicios recientemente culminados y que tenían las pruebas para demostrarlo, creando de esta manera una de las más grandes paradojas del Perú moderno, ya que la agrupación política que ha subsistido a base del robo y el engaño al país y que el fraude ha sido una de sus razones de ser, ahora se quejaban de ser ellos las víctimas de un robo en las ánforas. Pero más allá de esta muestra de poca vergüenza, de este "reclamo" se tienen 2 puntos a destacar. Primero, el partido naranja pidió al Jurado la anulación de 802 mesas de sufragio en las tuvieron de todo menos el apoyo popular, pues esas mesas correspondían a departamentos como Ancash, Cajamarca, Arequipa, Cusco, Huancavelica y Pasco, regiones andinas que dieron su total respaldo a Perú Libre. Fue en estos departamentos y otro más de la sierra sur que Castillo logró puntuaciones que en algunos casos se acercaron al 90%, lo que significaba que de nada valen tantas semanas de terruqueo y desinformación cuando se sabe lo que es vivir al margen del desarrollo que 200 años después sigue concentrándose en la capital. Keiko y su pandilla, en vista de que tienen un nulo interés por las dificultades que atraviesan las ciudades excluidas del Perú, pasaron por encima de ellas y prosiguieron con su justo (según ellos) reclamo.


El segundo  punto a destacar fue la participación de quienes sin ser fujimoristas, se sumaron a este circo post elecciones. De pronto, los principales bufetes de abogados de Lima se ofrecían voluntariamente a apoyar la causa naranja pues estaban "convencidos" de que se estaba cometiendo un atropello a la democracia y sintieron el deber de evitarlo. Aunque cuando apuntaron a las mismas regiones señaladas por Keiko más los departamentos del sur, notamos inmediatamente sus intenciones. El sorpresivo interés de los estudios Ghersi Abogados; Rebaza, Alcázar & De las Casas; Rodrigo, Elías & Medrano; Rubio Leguía Normand, entre otros, se tradujo rápidamente en un temor por lo que el sur del país venía manifestando. Ese descontento de los departamentos postergados en lo económico, social, sanitario, entre otros rubros, le había movido el piso a la clase acomodada limeña, que estos bufetes gustosamente representan, y no les importó infringir leyes electorales ni que el mundo se entere de sus vínculos con Odebretch con tal de sumarse a esta cruzada contra el voto de Tacna, Ayacucho, Apurimac, Huancavelica, Puno, Madre de Dios y los departamentos mencionados en el párrafo anterior. La élite se había propuesto erradicar la voluntad del pueblo y los medios masivos nuevamente dejaban pasar el momento.



El racismo, nuestro inseparable amigo


La acción comentada líneas arriba trae a colación un problema del que por lo visto nunca nos libraremos: la carga racial presente en toda ofensa a quien no piense como uno. En lo tecnológico y productivo podremos estar a una eternidad de distancia con el Virreinato, pero en lo que a raciocinio respecta, andamos casi en las mismas. Y menciono esa etapa de nuestra historia porque fue en ella donde se estableció la idea de que mientras más claro es el color de la piel, más cerca se está de la superioridad absoluta y este pensamiento se volvió un dogma que hoy está más vigente que nunca, pues además de calificar atributos externos de las personas, el racismo también se vale de atributos morales como la inteligencia o la capacidad para trabajar que refuerzan el carácter discriminador. Es aquí cuando entran a tallar las "célebres" palabras de Julio César Castiglioni, abogado de la Sra. K: "En las serranías del país han llenado las ánforas a su antojo". Este derroche de brutalidad del abogado se dio ante la incapacidad de la cúpula de Fuerza Popular para justificar su acusación contra Perú Libre por alterar las elecciones en las mesas de sufragio. Recordemos que el prontuariado partido buscaba anular 200 mil votos en mesas de regiones andinas y altiplánicas, las cuales se ubicaban en las zonas rurales de los departamentos mencionados en párrafos anteriores. Por lo tanto, El mensaje era evidente: Los indígenas no saben votar, han marcado erróneamente pues no tienen la capacidad para hacerlo bien y por eso su voto no debe ser considerado. La visión de país de Fuerza Popular quedaba más que clara.

Por desgracia, ese no fue el único acto racista contra Pedro Castillo y sus votantes. A fines de abril, poco antes del recordado debate en Chota, el candidato de Perú Libre ingresó a una clínica privada de Lima por problemas respiratorios. Carlos Bruce, ex ministro de Vivienda y actual integrante del equipo técnico de Keiko, no tuvo mejor idea que decir que el abundante oxígeno de la costa le afectó por estar acostumbrado al poco oxígeno de la sierra, aludiendo que al sujeto andino se le dificulta razonar por la falta de oxígeno en el cerebro. Otro que también anduvo con ganas de segregar a la población del ande fue nuestro premio Nobel Mario Vargas Llosa, cuya avanzada edad lo vuelve cada vez más cobarde frente al Perú que no conoce y en la actualidad es uno de los más importantes aliados de Keiko Fujimori, razón por la cual señaló al triunfo de Pedro Castillo como una catástrofe, algo "evidente para la inmensa mayoría de peruanos, sobre todo los de las ciudades que están más informados que el resto". Traducción: "La gente del campo es desinformada y su inevitable ignorancia es la que los impulsó a votar por el chotano. No lo digo yo, lo dice la ciencia (Insertar meme de Arenita en esta parte)". Ambas posturas han dejado constancia del desprecio que los sectores influyentes de la sociedad peruana tienen hacia los sectores excluidos del país. Algo nada nuevo pero de igual forma lamentable para los tiempos que vivimos.


Es que no solo la clase alta quiso deshacerse de la población andina. Ciudadanos comunes y corrientes también han encontrado formas de manifestar su odio para aquellos compatriotas que tuvieron la osadía, el atrevimiento, el descaro de rechazar a Keiko. "Gane o no gane Castillo deberíamos poner a sus votantes en campos de concentración", "Toca volver a quemar el Amazonas", "Que vuelvan las esterilizaciones" son algunos de los tantos mensajes llenos de buena voluntad que muchos usuarios en redes han estado vertiendo desde que el pasado 15 de junio el JNE ratificara a Pedro Castillo como ganador de la Elecciones Presidenciales 2021. Y como de todo mensaje siempre hay algo que destacar, por más deplorable que sea, llama la atención el legado de la II Guerra Mundial en el subconsciente de quienes expresaron tales sensaciones en Internet, los cuales están claramente influenciados por el accionar de Hitler y Mussolini, personajes que obviamente admiran. El descontento se había vuelto fascismo.



El brazo armado de la derecha

Con la certeza de saber quiénes habían pasado a segunda vuelta y quién era el enemigo a vencer, saltó a la palestra un extraño contingente que se designó la misión de atacar todo aquello que vaya en contra de la familia, la tradición, de Dios, pero sobre todo, de Keiko Fujimori, su luz de esperanza para mantener al país libre de la maldad de las ONG's pro aborto, homosexuales, terrucos y caviares (?). El contingente decidió entonces combatir ferozmente a esos entes tan malignos e inspirados en las "sabias" palabras de "Porky" López Aliaga, decidieron darle muerte a Castillo, Perú Libre y todos esos rojetes que planeaban convertirnos en Venezuela.

El grupo en cuestión responde al nombre de La Resistencia y no es algo reciente. Sus primeras apariciones datan del año 2018, una época en la que descubríamos la corrupción de la Corte Nacional de la Magistratura y veíamos como nefastos personajes como César Hinoztroza, Walter Ríos y Pedro Chávarry caían en manos de la justicia. Es aquí cuando un día de invierno de ese 2018 se lleva a cabo una manifestación en las calles del Centro de Lima no a favor de que caigan los corruptos, como se venía haciendo por parte de la población pensante, sino en defensa del fiscal Pedro Chávarry, considerado un perseguido político por esta pintoresca agrupación. Desde ese momento el Perú entero tuvo la desgracia de saber que La Resistencia había nacido y que siempre estaría listo para sacar cara por el corrupto de turno. Se cuenta también que el grupo empezó a forjarse en el 2017 durante las primeras marchas del colectivo "Con mis hijos no te metas", conglomerado que irradia comprensión y tolerancia en todos sus integrantes. Al menos eso creen ellos.

Así, desde la caída de Los Cuellos Blancos en adelante, La Resistencia ha estado presente cada vez consideraban necesario entrar en acción, con la particularidad de que los héroes que defendían eran parte o tenían un vínculo con Fuerza Popular, como lo demuestran diversas imágenes en los que se les ve mano a mano con personajes como Rosa Bartra o Mark Vito Vilanella. No era entonces muy difícil adivinar de qué lado estarían en esta campaña.

Los rostros más visibles de esta agrupación son seres como Juan José Muñico, conocido como "Juan Maelo" (autodescrito como anticomunista de nacimiento y pastor de NAKos (NAK= No a Keiko)), Flor de los Milagros Contreras (recordada por insultar a Alberto de Belaúnde en la vía pública), María Elena Cabrera (presente en el plantón a favor de Chávarry), entre otros que durante la campaña por la segunda vuelta emprendieron una serie de acciones como quien va a recuperar Tierra Santa. Entre sus tan loables jornadas podemos mencionar el ataque a simpatizantes de Pedro Castillo en la Casa del Maestro el mes de mayo, la agresión a Dina Boluarte cuando volvía a su casa luego de votar en la segunda vuelta, la creación de la campaña "Chapa tu caviar" a través de la cual difundían datos personales de políticos, periodistas y hasta actores que cuestionaron a Keiko Fujimori (movida inspirada en la campaña "Chapa tu choro y déjalo paralítico" de la ex congresista fujimorista Cecilia García). Podemos mencionar también el ataque a simpatizantes de Perú Libre que hacían vigilia frente al JNE, a quienes La Resistencia atacó "valientemente" armados de palos con clavos. De este ataque aún se tiene la sospecha de que fue causante de la muerte del rondero Zacarías Meneses. Toda una lista de acciones en defensa de la democracia, no lo olviden.


Un predecible apoyo y el fallido golpe final

En un territorio en el que la razón y la coherencia priman por sobre otras cosas, acciones como las relatadas serían objeto de inmediata sanción y de un rechazo por parte canales y diarios. Pero no olvidemos que no solo la derecha y sus seguidores cayeron en un pánico general cuando el triunfo de Castillo era inminente. La prensa jugó un rol digno de comentar no por lo tajante que fue al sancionar las atrocidades de La Resistencia, sino más bien por encubrirlas e incluso alentarlas. Fuimos testigos de cómo todos los medios del Grupo El Comercio nunca fueron críticos con las barbaridades que cometía esta Resistencia y su grupo aliado Los Combatientes. Ni siquiera hicieron mención alguna cuando se supo que estos grupos realizaban el saludo fascista y marchaban con antorchas encendidas al mismo estilo que los supremacistas blancos de Estados Unidos, situación que evidenciaba 2 cosas: Primero, la enfermiza inspiración que estas organizaciones cuasi criminales han tenido en grupos que tanto daño han hecho a lo largo de la historia pero que son aquí han sido tomados como un ejemplo a seguir y segundo, que la concentración de medios era capaz de ocultar tamañas ofensas con tal de favorecer al partido naranja. El Grupo El Comercio tiene 2 canales de televisión y un sinfín de diarios cada cual con sus propias plataformas y no empleó ninguna de ellas para denunciar los actos relatados. En vez de ello, se optaba por pasar todos los mítines completo de la candidata de la corrupción, en los que exigía que se respete su voto (mas no el de los espacios rurales que denunció) y no contenta con ello, alentaba a sus seguidores a que sigan saliendo a las calles a marchar "por la democracia" como si la pandemia ya hubiese terminado. La desconexión con la realidad era cada vez más preocupante.

Supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia. Año 2017.


El cosplay local. Año 2021.


Para el tramo final de esta guerra que solo la extrema derecha concibió como legítima, Renovación Popular había empezado a hacer sus propias manifestaciones, encabezadas por Jorge Montoya, marino en retiro aliado de Porky y recordado por firmar una carta de sumisión en el SIN junto con todas las Fuerzas Armadas en 1998, amenizadas por Vania Thais, díscola representante de la blanquitud peruana prepotente y desubicada, famosa por sus tan calmadas arengas, sus buenos deseos para todo aquel que apoye a la izquierda y su admiración por Vladimiro Montesinos, además de ser orquestadas por Erasmo Wong, dueño de Willax, "prestigiosa" señal televisiva que durante toda la elección soñó con una segunda vuelta entre Keiko y López Aliaga. Como esto no se les dio, sus lacayos empezaron a actuar y de todos ellos destacaron Beto Ortiz y Phillip Butters. El primero, no contento con desinformar a los televidentes sobre las vacunas contra el Covid, se encargó de hacer mofa de Pedro Castillo y todo su entorno en lo que fue un acto de racismo de los más descarados. El otro cometió un acto más grave que el racismo de Beto: Empleó su tribuna para alentar a los "defensores de la democracia" a que cuando todo esté perdido, tomen Palacio de Gobierno. Delito de sedición por donde quiera que se le mire.

El mensaje fue captado por La Resistencia y sus secuaces y fue así como la tarde del 14 de julio, una turba enardecida e idiotizada marchó hacia Palacio de Gobierno no sin antes provocar disturbios en avenidas como Tacna y La Colmena. En estas calles y en otras aledañas a la Plaza Mayor destruyeron propiedad privada, cercos perimétricos de la Municipalidad de Lima, agredieron policías (a quienes en noviembre habían aplaudido por balear manifestantes inocentes) y a periodistas que ellos consideraban mermeleros. Este acto de brutalidad extrema nos tajo de inmediato a la mente lo ocurrido en Estados Unidos en el mes de enero, cuando los simpatizantes de Donald Trump no aceptaron la derrota del loco de los muros y alentados por este, ingresaron al capitolio exigiendo que se atiendan sus reclamos de fraude. Aquella tarde-noche en el Centro de Lima tuvimos la versión lorcha de ese momento y para colmo en una fecha tan simbólica como el 14 de julio. Obviamente no estuvimos a la altura de lo que ese día se conmemora. 


Colofón

En tan solo 2 meses, el Perú padeció por causa de la desinformación, el pésimo uso de nuestro megas, la discriminación, el racismo, la intolerancia, el fanatismo, una religiosidad pésimamente enfocada, presiones de todos los sectores pudientes, estúpidos e innecesarios llamados a las armas, simbología fascista, un odio generalizado y lo más triste, un completo desinterés por conectar con el Perú que decían defender: Todo esto provocado por el resentimiento y el desprecio de la derecha fanática por aquellos a quienes considera inferiores, esa población peruana que a ojos de Keiko, Miguel Torres, Castiglioni, Lourdes Flores, López Aliaga, Jorge Montoya, Erasmo Wong, Phillip Butters, Beto Ortiz, Verónica Linares, Rossana Cueva, Barba Caballero y hasta Alejandra Baigorria, no son capaces de regir su propio destino y necesitan que el blanco que todo lo puede guíe sus caminos como la mejor versión de Piérola o Augusto B. Leguía. 

Pero muy a su pesar, ese Perú que desconocen y al que temen les dejó las cosas muy claras sin necesidad de actuar a lo bestia, como ellos. Hoy tenemos un presidente emergido del Perú excluido y a la vez combativo, oficialmente reconocido por todas las entidades relacionadas con el ámbito electoral y ese es Pedro Castillo, quien este 28 juramentará y se convertirá en el mandatario del Bicentenario por todo lo alto. Pero a pesar de este triunfo necesario para la democracia y el imaginario nacional, sabemos que la derecha resentida no se quedará tranquila y esa es la razón de estas líneas, puesto que todo lo expuesto sucedió frente a nosotros, en un país a puertas de cumplir 200 años. Es por tal motivo que se les invoca a nunca olvidar lo acontecido a lo largo de este 2021, una experiencia que para bien o para mal, nos entrenó para todo lo que está por venir.



Equis de



Referencias:

  • Diario La República. Disponible en: https://larepublica.pe/domingo/2021/06/13/la-campana-mas-racista-de-nuestra-historia/
  • Portal Ojo Público. Disponible en: https://ojo-publico.com/2795/onpe-pedro-castillo-gana-la-mayoria-de-los-votos-en-elecciones
  • Revista Caretas. Disponible en: https://caretas.pe/politica/lopez-aliaga-muerte-l-comunismo-muerte-a-cerron-y-a-castillo-video/
  • Audry Córdova Ramplant, Racismo y clasismo, la discriminación que no se ha podido erradicar en Perú, Portal France 24, 2019. Disponible en: https://www.france24.com/es/20190225-racismo-clasismo-discriminacion-peru
  • Diario La República. Disponible en: https://larepublica.pe/elecciones/2021/06/10/elecciones-2021-keiko-fujimori-busca-anular-mas-de-200000-votos-a-nivel-nacional-pltc/
  • Portal Wayka: Disponible en: https://wayka.pe/estudios-juridicos-mas-exclusivos-del-pais-intervienen-a-favor-de-keiko-fujimori/
  • Marco Avilés, Pedro Castillo podría vencer a la derecha peruana, pero no a su racismo, The Washington Post, 2021. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/06/13/elecciones-peru-2021-racismo-keiko-fujimori-pedro-castillo-fraude/
  • Mariella Villasante Cevello, El racismo: conceptos y elecciones de 2021 desde la antropología social, Instituto de Democracia y Derechos Humanos (Idehpucp), 2021. Disponible en: https://idehpucp.pucp.edu.pe/notas-informativas/el-racismo-conceptos-y-elecciones-de-2021-desde-la-antropologia-social/
  • Diario La República. Disponible en: https://larepublica.pe/elecciones/2021/06/13/elecciones-2021-keiko-fujimori-los-artificios-sociales-y-electorales-de-una-campana-millonaria-pltc/
  • Portal IDL - Reporteros. Disponible en: https://www.idl-reporteros.pe/la-pestilencia/
  • Portal Ojo Público. Disponible en: https://ojo-publico.com/2822/se-extienden-acciones-de-grupos-extremistas-que-desinforman-y-acosan
  • Portal Europapress. Disponible en: https://www.europapress.es/internacional/noticia-cientos-supremacistas-blancos-marchan-calles-charlottesville-virginia-grito-consignas-nazis-20170812134222.html
  • Portal Útero.pe. Disponible en: http://utero.pe/2021/06/30/juntamos-todos-las-acciones-violentas-de-los-keikistas-desde-la-segunda-vuelta-hasta-hoy-galeria/
  • RPP Noticias. Disponible en: https://rpp.pe/lima/actualidad/fuerza-popular-simpatizantes-fujimoristas-se-enfrentaron-a-la-policia-para-llegar-a-palacio-de-gobierno-noticia-1347486



domingo, 6 de junio de 2021

Terror electoral



Por Luis R. Carrera


Nos encontramos en medio de la campaña electoral más polarizada de los últimos tiempos y son 2 opciones las que tenemos para elegir este domingo 6 de junio: una que trae consigo el recuerdo de lo acontecido en la década de los 90 en el Perú y otra que busca ser la voz de los sectores excluidos del país. Ambas propuestas han representado posiciones políticas diametralmente opuestas que generaron no solo revuelo entre las preferencias de la ciudadanía sino, además, una situación conflictiva de alcance nacional que ha involucrado a electores, entidades públicas y organismos privados.



Es justamente ese revuelo causado por los votantes de Perú Libre y Fuerza Popular lo que generó una serie de actitudes que no van precisamente acorde al juego limpio en esta contienda pero que han terminado siendo parte de la estrategia de muchos partidos cada vez que un nuevo proceso electoral comienza. En este momento, y contrariamente a lo que dictan la ONPE y el Jurado Nacional de Elecciones, es la desinformación y la incertidumbre lo que impera entre la ciudadanía producto de este juego sucio que ciertas fuerzas políticas suelen poner en práctica.

Estas jugadas a espaldas de las entidades electorales reguladoras no pasarían de ser simples publicidades o mensajes aislados totalmente prescindibles de no ser porque en determinados momentos de cada elección, sectores que en teoría no deben formar parte de ninguna candidatura hacen su aparición en la contienda. Es así como sin que nos demos cuenta, empresas considerablemente posicionadas, personajes mediáticos y hasta medios de comunicación terminan inmersos en la campaña en favor de un determinado candidato o candidata que coincide con sus intereses particulares. Comienza entonces un intento por demoler candidaturas que se oponen a la que el grupo empresarial o medio de comunicación apoya en el cual la información de dudosa procedencia termina imponiéndose en perjuicio del elector que, por lo general, cree en la noticia condicionada que el medio le transmitió o en el anuncio con mensaje distorsionado que la empresa le envió a través del medio masivo que el votante consumió. Un juego en pared digno de los “3 Gatitos” del Muni. 



Este 2021 le tocó a Pedro Castillo ser el candidato bombardeado con cuanta noticia adulterada y propaganda malintencionada se haya podido crear en tiempo récord. En poco más de un mes, el candidato de Perú Libre ha sido calificado de comunista, terrorista y adepto al chavismo más recalcitrante. Todo esto con apoyo de la prensa de alcance nacional que cada vez fue menos discreta en su intento de hacerle ganar popularidad a Keiko Fujimori, valiéndose para esto de todo el aparato editorial que se tenga a la mano y su llegada inmediata a la población.

Pero esta situación no es algo nuevo. El desprestigio de un determinado candidato es algo ya inherente a toda campaña electoral, con una constante que fácilmente se puede notar: Ya sea la élite o las grandes empresas, son siempre el sector mejor posicionado en la sociedad peruana el más interesado en que no despegue ningún candidato que signifique un cambio en la estructura social nacional, si importar qué ideología traiga consigo. Fue así cómo personalidades como Haya de la Torre, Fernando Belaúnde o Mario Vargas Llosa fueron víctimas de campañas desleales que los tildaron de distintas formas con tal de generar miedo rechazo en la población. En esta ocasión, se hará una comparación del juego sucio en elecciones a lo largo del siglo XXI por medio de 3 representantes que fueron víctimas de lo que ahora conocemos como “terruqueo” en distintos momentos de las últimas 2 décadas.


Alejandro Toledo (Elecciones del 2000)



Corría el verano del año 2000. Todo estaba listo para la re-reelección de Alberto Fujimori, quien ya por ese entonces era bombardeado por cuestionamientos por sus últimos años de gestión y por su decisión de quedarse 5 años más en el poder. Esto, por supuesto, levantó muchas críticas por parte de políticos opositores al régimen fujimorista como Gustavo Mohme y Alberto Andrade, quienes sospechaban de las intenciones del mandatario y realizaban los primeros esbozos de denuncia pública respecto a las presuntas irregularidades que lograban percibir, reclamos que hacían cada vez que declaraban a la prensa o cuando el diario La República, uno de los principales medios críticos con el gobierno de ese entonces, publicaba notas cuestionando al régimen.

Esta situación hubiese provocado inestabilidad y dudas en cualquier autoridad que se viera avasallada por cuestionamientos de voces autorizadas, pero no si el mandatario tiene a casi toda la prensa de su lado. Desde el inicio de su segundo mandato, Alberto Fujimori compró cuanto medio de comunicación pudo por intermedio de las negociaciones de su aliado Vladimiro Montesinos, quien se encargó de apaciguar todo intento de crítica en la famosa salita del SIN. Fue por ello que ya en la campaña del 2000 no hubo apuro cuando la oposición comenzaba a pronunciarse, ya que de inmediato, todas las editoriales sumisas al poder de Alberto sacaron un arsenal de noticias falsas y titulares tendenciosos que manchaban la imagen de todo aquel que ose criticar al partido Perú 2000, la segunda rebautizada de Cambio 90 Nueva Mayoría. Así fue como la honra de Mohme, Andrade, el por ese entonces desconocido Luis Castañeda Lossio, el Defensor del Pueblo Jorge Santistevan y hasta el arzobispo Vargas Alzamora eran vilipendiados cada día gracias a un efectivo método informativo que Fuji ideó desde su primer periodo de gobierno: Los diarios “chicha”, una serie de periódicos de S/.0.50 que desde aproximadamente 1994 venían publicando titulares indignarían hasta a la “Tía Poco Floro”. Era a través de estos diarios que los personajes mencionados eran calumniados con una libertad ya vergonzosa, Mientras tanto, Albertito se hallaba feliz bailando su “Ritmo del Chino” en cada mitin que lideraba.



Así transcurrían los días para el fujimorismo en ese inicio del siglo XXI hasta que un buen día, surgió un hecho inesperado. Un economista oriundo de Cabana se encontraba también en campaña al mando de su partido Perú Posible, partido que ya había intentado legar a Palacio en las elecciones de 1995 sin éxito. Este economista respondía al nombre de Alejandro Toledo, quien hasta las primeras semanas de ese año 2000 o estaba en el mapa político del fujimorismo pues era considerado un candidato más. Pero con lo que no contaban los perudosmilistas era que la mayor preparación política de Alejandro más el cada vez mayor descontento popular con el gobierno que pensaba postularse una vez más resultó ser una fórmula efectiva para la acelerada subida de Toledo en las encuestas. Esto se debió a que no solo el equipo fujimorista contaba con estrategias para captar público. El líder de Perú Posible, sabiéndose un provinciano que superó barreras, explotó su historia de vida en calles y plazas donde se presentaba y, oyendo los consejos de su esposa, la antropóloga Eliane Karp, tomó como suya la cosmovisión prehispánica, hecho que le trajo inmediatos resultados pues había conectado de forma precisa con el Perú fuera de Lima, ese Perú históricamente postergado por el centralismo limeño que solo era atendido por los políticos cada 5 años. Ese Perú postergado fue el que decidió apoyar a este candidato en el que se sentían representados.


Los medios, entre comprados y no comprados, dirigieron su atención a un Toledo que se presentaba casi como una reencarnación de Pachacutec, una puesta en escena que llegó rápidamente a la vista del fujimorismo, que no perdió el tiempo y dirigió los dardos de los diarios de S/.0.50 a este sujeto que les estaba quemando la película. De pronto, las portadas de los “diarios chicha” ya no iban contra Andrade o Castañeda, sino hacia este nuevo personaje convertido ya en la mayor amenaza del Fujimorismo. Pero, como sabemos, Fujimori no contaba con la prensa escrita. Desde 1997 se había hecho de la señal de casa televisoras como Frecuencia Latina y América Televisión, las cuales estaban prestas a presentar cualquier noticia que deje bien parado a su presidente. Fue así como noticieros como “90 Segundos” tergiversaban declaraciones de Toledo, el canal del Estado, siempre fiel al gobierno de turno, contaba con un Carlo Álvarez vendido al régimen y desde su programa “Los Álvarez” tiraba barro a todo aquel que se criticase la campaña de Perú 2000. Pero ninguno de estos medios tendría tanta repercusión como América, el canal 4 que aquella vez dio una muestra de que le sería fiel al fujimorismo pase lo que pase. Tenía para ello una aliada estratégica aliada para la misión de destrucción asignada: Laura Bozzo. El hecho ocurrió un día de semana en que la conductora presentaba su programa “Laura en América” a una niña que decía ser hija de Alejandro Toledo, respaldada por su madre. Esa niña respondía al nombre de Zaraí y su historia fue el material que la prensa vendida necesitaba para tumbarse al opositor. 


Para ese entonces, la población ya tomaba consciencia de las irregularidades de Perú 2000 y dejaba de creer en los titulares de “El Chino” o el “Ajá”, por lo que la bomba de Zaraí no fue suficiente para evitar que haya una segunda vuelta entre Fuji y Toledo, quien no se cansaba de denunciar el fraude que cometieron con su porcentaje. Así se llegó a la segunda vuelta, con la prensa comprada enteramente enfocada en acabar con el hombre de Cabana, quien finalmente perdería la elección presidencial. Pero quedaba un poco más de bombardeo para él, porque cuando Fujimori asumió el mando el 28 de julio del año 2000, las calles de Lima fueron tomadas por miles de manifestantes que llevaban a cabo la Marcha de los 4 Suyos, movilización que protestaba contra la re-reelección y que era liderada por Alejandro Toledo. La marcha culminó con una brutal represión que desencadenó en el incendio del Banco de la Nación ubicado en la Av. La Colmena, siniestro que fue provocado por órdenes de Vladimiro Montesinos y que costó la vida de inocentes que laboraban al interior del lugar. Es aquí que se da el último ataque certero contra Toledo, pues los “diarios chicha” adjudicaron las muertes a Alejandro, a quien acusaban de reclutar terroristas en la movilización.


Se hacía presente una conducta que se volvería costumbre tiempo después: el terruqueo, la acción de calificar de terrorista o tener vínculos con el terrorismo a gente contraria a nuestras ideas con la finalidad de generar desconfianza entre la gente. Este hecho ya se había practicado décadas atrás con Fernando Belaúnde antes de que asuma el poder en 1963 pero en esta ocasión el terruqueo tuvo mayor llegada pues el recuerdo de Sendero Luminoso era algo muy cercano aún y el fujimorismo lo sabía. Afortunadamente, los vladivideos no tardarían en aparecer y el gobierno de Alberto Fujimori se caería a pedazos pero queda para el recuerdo toda la campaña de desprestigio de la que se valió para intentar convertirse no en presidente, sino en emperador del Perú.  


Ollanta Humala


Su aparición en la esfera política (Elecciones del 2006)



Eran los comienzos del año 2006. Vivíamos los últimos meses del gobierno de Alejandro Toledo, cuya imagen para ese momento distaba mucho del abanderado de la lucha contra la corrupción que  muchos idolatraban allá por el 2000- Sus promesas incumplidas y su vida libertina a expensas de su cargo presidencial derrumbaron la estampa de ídolo popular que el economista de Harvard había logrado construir. A la par de esta decepción prolongada, se llevaban a cabo los preparativos para un nuevo proceso electoral, una elección plagado de  caras distintas  y nuevas alianzas políticas alianzas políticas (como la que armaron Alberto Andrade con el ex presidente Valentín Paniagua), a excepción de un personaje que buscaba una segunda oportunidad. Alan García, recordado por ser el líder de uno de los peores gobiernos de la historia nuestra entre 1985 y 1990, aspiraba a volver a ser gobierno una vez más al mando de un Partido Aprista que había venido saliendo del hoyo en que se habían metido luego de que acabase el desastroso gobierno que encabezaron, al punto de haber estado a muy poco de llevarse las elecciones del 2001 (con cantadita con el Zambo Cavero de por medio) y ahora era un firme candidato a ganar los comicios. Cosas que solo pueden ocurrir en el Perú, país de las eternas oportunidades.



Había, sin embargo, un duro escollo que superar para el partido de la estrella. De lo más profundo del interior del país asomaba el apoyo a un candidato que, al igual que en las votaciones anteriores, no se tenía del todo registrado. Ollanta Humala, comandante en retiro del Ejército Peruano que en octubre del año 2000 se levantó, junto a su hermano Antauro, en la localidad de Locumba (Tacna) contra el gobierno de Alberto Fujimori, detenido en Chile desde el año 2005, y que tiempo después sería agregado militar en Seúl desde donde dirigió el levantamiento que Antauro llevara a cabo en Andahuaylas en el año nuevo del 2005. Serían estos los primeros recuerdos que la prensa llevaría a la opinión pública cuando aún habían interrogantes acerca del comandante, credenciales con las que buscaban pintarlo como un subversivo propenso a las insurgencias. Para fortuna de los sectores interesados en hacer un lado todo espíritu de protesta, el discurso que Ollanta Humala traía consigo iba perfecto con las intenciones de ocultarlo, ya que exponía un planteamiento político radical que iba contra la forma de gobierno en favor del libre mercado que se venía poniendo en práctica, prometiendo ser el gobierno de “La gran transformación”, algo que le hizo ganarse el aprecio y el apoyo de figuras internacionales como Evo Morales y Hugo Chávez, personajes casi satánicos para muchos en la región. 


La prensa nacional, siempre afín a la voluntad de las grandes familias que controlan el Perú, se valió de esta satanización de Chávez y Evo para incluir a Ollanta en este triunvirato del horror que nos iba a llevar al atraso, según su visión. Una manipulación de la imagen que si se pone en práctica en un país que no supera la violencia de años anteriores funciona a la perfección pero que, al mismo tiempo, desplaza a un segundo plano a los votantes que elegían la opción de Humala: los integrantes del Perú marginado, víctima del centralismo limeño y la concentración de poderes que excluía a campesinos, comunidades nativas y pobres extremos de las urbes. Esos peruanos que cansados de promesas sin sustento, vieron en Ollanta Humala una esperanza de por fin ser escuchados. Por desgracia, el país no estaba preparado para un discurso radical tan pronto y por eso bastó que en cada entrevista que Ollanta brindaba, se le saque en cara sus vínculos con Hugo Chávez para quitar legitimidad a lo que fuera a decir. La prensa nacional le hizo el trabajo al contingente aprista, que solo tuvo que reforzar el terruqueo al comandante y poner a todo volumen el “Reguetón de la estrella” para llevarse estos comicios en la segunda vuelta, para tranquilidad de nuestro sector A-B.

El Comandante vs La Mafia (Elecciones del 2011)



Era el año 2011. Como era de esperarse, el triunfo de Alan 5 años atrás no significó ningún cambio estructural ni mucho menos una garantía de un buen gobierno. La corrupción en Petro Perú 2008 y la masacre en Bagua en 2009 fueron la prueba de que el APRA no había cambiado pues ahora se habían atrevido a atentar contra la vida de la gente. Esto ayudó a que la figura de Ollanta Humala recobre la fuerza necesaria para afrontar una nueva elección presidencial. Y mientras la élite empresarial, amparada ahora en la CONFIEP, volvía a ser invadida por el terror, surgía de las cenizas el fujimorismo, fuerza política que se creía derrotada tras ser desenmascarada y expulsada del poder al empezar el presente siglo. Pero lo que nadie sospechaba era que en estos años de ostracismo y sentencias en contra el patriarca Alberto, sus huestes habían estado recorriendo distintas zonas del país en los que Fuji alguna vez puso una autopista o un colegio para revivir la memoria del gobierno de los 90, lo que sumado a las incontables dádivas que ofrecían a la población más necesitada a cambio del apoyo al fujimorismo, ahora convertido en el partido Fuerza 2011, les significó volver a los primeros lugares de las preferencias de la gente. La fuerza naranja se negaba a morir.


Ollanta Humala, por su parte, se mostraba como un candidato más fortalecido que en el 2006. Contaba con el apoyo de la mayor parte izquierda peruana, salvo el pequeño bastión de “Chicote” Noriega, y seguía recogiendo los reclamos del Perú excluido que apoyara 5 años antes. Pero algunas cosas habían cambiado. Había empezado a deslindarse del régimen chavista y su discurso no traía el ímpetu de querer cambiarlo todo como en su primera experiencia electoral. El asesoramiento de personalidades que años atrás destacaran en el debate de “Zorros vs Libios” y el apoyo del movimiento “Ciudadanos por el cambio” creado por Carlos Tapia le había dado otros aires a la candidatura del Partido Nacionalista Peruano, una moderación que si bien no cayó muy bien en los verdaderos votantes de Ollanta, parecía darle una mejor imagen ante la élite y el voto indeciso. Pero ni el simbolismo de cambiar su indumentaria roja por un polo blanco en sus presentaciones lo salvó de lo que vendría para él una vez que se supo que pasaba a segunda vuelta con Keiko Fujimori, la hija del dictador que asumió la misión de llevar de vuelta al fujimorismo al Poder Ejecutivo.



Es que la hija del dictador, siendo la lideresa de un partido que no planeaba cambiar nada de lo establecido por el sistema, se ganó rápidamente el afecto de los grandes grupos empresariales, siempre adheridos a la opción que no afecte sus privilegios, y empezó un juego en pared entre empresarios y fujimorismo que perduraría en el tiempo. Y cuando una propuesta conservadora se mimetiza con los que controlan al país, surgen los medios de comunicación masiva como el elemento para canalizar toda petición del conglomerado pro sistema. Así es como se avanzaba al siguiente paso: bajarse a la opción que trastoque el bienestar (para ellos), que en esta ocasión era Ollanta, quien ni porque cambió el polo rojo por uno blanco pudo librarse del bombardeo de informaciones calumniadoras que lo relacionaban con Hugo Chávez a pesar de que el propio Ollanta se había distanciado del mandatario venezolano. Sumemosle a esto las insinuaciones por parte de los medios acerca de un posible “salto al vacío” que podíamos dar si elegíamos votar por los nacionalistas.



Hay un elemento que emerge repentinamente cuando de soltar el terruqueo se trata. Una elemento proveniente del espectro informativo que suele tomar parte cada vez que hay que se quiere reducir al mínimo una opción de cambio que vaya en contra de los planes de los “dueños del Perú”. Ya había tenido protagonismo en las elecciones del 2006 y en esta ocasión volvía para repetir el plato. El Grupo Editorial El Comercio se adjudicó la labor de armar el camino para que la hija del dictador avance a paso firme a costa del desprestigio y la desinformación que había preparado para el comandante. Contaba para ello con todo un conglomerado de medios a su disposición que le facilitarán la tarea, ya que en los años previos a esta campaña había estado concentrando un considerable número de publicaciones y plataformas que engrandecieron aún más el poder que El Comercio ya tenía cuando solo contaba con el periódico que da nombre al grupo. Ahora tenía un sinfín de diarios de distintos precios y rubros, canales de televisión y plataformas de Internet para llegar a toda una población lista para ser manipulada. Fue así como desde la primera vuelta diarios como El Comercio, El Trome y Correo empezaban a lanzar los primeros dardos periodísticos que insinuaban intromisiones del gobierno venezolano en la candidatura de Ollanta Humala. Seguidamente continuaban con el vínculo entre el Partido Nacionalista y el MOVADEF, ese remanente senderista que sirvió de ayuda para el Grupo El Comercio en esta tarea de terruquear con esta agrupación como lo había hecho 1 año antes en la candidatura de Susana Villarán. Esta misión sobró mayor intensidad por parte de los Miró Quesada luego de que Humala planteara dividir la propiedad de conglomerados mediáticos, lo cual implicaba controlar la concentración de medios, en el caso de la prensa. Qué atrevimiento. 



En estos momento la suerte parecía sonreírle al contingente pro sistema cuando se descubrió la participación de Humala en los años de lucha contra el terrorismo cuando lideró la Unidad Antisubversiva “Madre Mía” bajo el seudónimo de “Capitán Carlos”, siendo responsable de muertes y desapariciones forzadas. El aparato editorial de El Comercio aprovechó al máximo este hallazgo y lo difundió con un ímpetu nunca antes visto por estos medios cuando Ollanta pasó a segunda vuelta con la hija del dictador. Mención aparte para las amenazas del incremento del dólar y la caída de la Bolsa de Valores por culpa de Ollanta. Hubo quienes notaron la intención de generar desconcierto por parte de la prensa interesada pero hubo un importante número de votantes que creyó realmente que el comandante tenía algo que ver con Sendero y que la economía se iba a desplomar apenas Ollanta pise Palacio de Gobierno. Bueno hubiera sido que también esta prensa informe al detalle sobre las formas casi mágicas en que Fuerza 2011 conseguía la financiación para su multitudinaria campaña, sabiendo que la propia candidata no tenía un trabajo conocido por el que pueda sustentar las entradas de dinero que pudo hacer ingresar a las arcas de su partido. Faltaba mucho para que el mundo sepa de la participación del Grupo Romero.


Y así, en medio de calumnias, psicosociales, llamadas anónimas, coberturas en exceso de la campaña de Keiko Fujimori y una marcha nacional en su contra, llegó el día de la votación. Aquel día, toda la contracampaña en contra de Humala quedó de lado cuando el voto de los sectores hallados al margen del desarrollo capitalino se manifestó en las urnas y le dio el triunfo al Partido Nacionalista a pesar de todo el cargamontón que la prensa convenida lanzó contra el triunfador de la contienda. Aunque no habría mucha felicidad de por medio. Keiko Fujimori empezó a guardar un resentimiento que estallaría unos años después y el consorcio periodístico de los Miró Quesada desquitó su bronca despidiendo a finales del 2011 a Laura Puertas, directora periodística del canal 4 que yendo en contra de los principios del Grupo El Comercio, humanizó durante las elecciones a la figura de Ollanta Humala en vez de venderlo como el monstruo rojete chavista que la línea editorial de este grupo quería construir. Tal atropello al profesionalismo de la comunicadora fue una prueba fehaciente de que esta vez no funcionó el terruqueo.




Pedro Castillo (Elecciones 2021)



El caso de este candidato es por demás conocido ya que es una candidatura presente en este 2021. El Perú Libre que en el verano luchaba por alcanzar un 2% en las encuestas se encontró con las taras y desvaríos de partidos que los “especialistas” ponían en 2da vuelta como Acción Popular, Renovación Nacional, Victoria Nacional, etc. que terminaron autoboicoteándose. Pero hubo un factor que fue clave para que en la semana de debates, la misma semana en la que los partidos mencionados se quiten a sí mismos de la contienda, Castillo se dispare en las preferencia: Un maestro de escuela, oriundo de la región andina, con la voluntad de hacer algo por ese Perú excluido por causa del centralismo limeño y el desarrollo para unos pocos que mantenía a campesinos, pueblos originarios y sectores populares de la urbe al margen del progreso registrado en las cifras macroeconómicas. Ese Perú que una década después de haber confiado su destino a Ollanta Humala, hoy lo despreciaban por haberse vendido a los grupos de poder económico (¿Han notado las veces que se ha hecho mención al Perú excluido por el centralismo y la acaparación de riqueza y las veces que se ha puesto énfasis en su decepción por el candidato que en algún momento vieron como la esperanza para su porvenir?).La nueva alternativa de cambio social decía presente en el escenario político de la patria.



Aquí es donde empezarían los problemas para el partido del lápiz, pues desde que el 11 de abril los flashes electorales resolvieron que esta agrupación tomaba la punta de las elecciones y pasaba a segunda vuelta con el partido de Keiko Fujimori, ahora llamado Fuerza Popular, los agentes del terror informativo ya sabían qué hacer. ES que como ya se ha dicho, no hay nada que genere más miedo en el Perú que una propuesta de cambio en el aparato político y económico, una alternativa decidida a poner fin a los beneficios particulares y los abusos del sector privado, una opción que realmente quiera trabajar por la población empobrecida que tendría que ser la primera en ser atendida y auxiliada, sobre todo en tiempos como los que estamos viviendo en que la pandemia del Covid-19 ha ampliado la brecha entre necesitados y privilegiados aún más de lo que ya estaba en tiempos de normalidad. Pero como lo venimos viviendo hoy en día, la élite no sabe de atenciones a los más necesitados ni mucho menos de cambios estructurales en favor de los que menos tienen. La lógica queda de lado cuando hay un modelo económico que mantener.



Es por esta esta razón que esta segunda vuelta que vivimos es una de las más intensas de los últimos tiempos debido a la completa oposición entre una propuesta política y otra, una que busca replantear muchos aspectos de la forma de organizar el país frente a otra que no pretende cambiar nada y dejar que los que se vienen beneficiando del sistema hasta hoy lo sigan haciendo mientras la mentada propuesta se apodera del país. Esta es la visión de país que tiene Fuerza Popular y que trata de ocultar a como dé lugar. Y es justamente ese el problema con el partido naranja. De más está recordar todas las veces que obstruyó a la justicia o se comprobaron sus vínculos con la corrupción y el narcotráfico. Todo individuo tiene acceso a los medios para informarse al respecto y conocer la verdad. Pero a pesar de ello, Keiko y sus secuaces gastan esfuerzos en actuar como si nada de esto hubiese pasado, como si más de 200 integrantes de Fuerza Popular no tuviesen sentencias judiciales o la propia lideresa no haya sido merecidamente encarcelada. Ellos siguen tratando de mantenernos en la burbuja de que son la opción de la democracia y la libertad, cosa que para mala suerte nuestra, no les ha sido difícil de cumplir teniendo un aliado editorial dispuesto a trabajar en favor del poderoso.



El Grupo El Comercio se hizo otra vez presente en esta cruzada a favor de su candidata predilecta, como lo hizo en 2011 y como también lo hizo en 2016 cuando intentó desprestigiar la campaña de Verónika Mendoza. Ahora tocaba destruir a este profesor que se atrevía a decir que el actual modelo económico no funcionaba (habrase visto) y que urgían cambios en el país (qué se habrá creído este). Aunque es importante mencionar que esta vez el grupo editorial que más medios concentra en sus entrañas no actuó solo. Al iniciar el mes de mayor, las principales avenidas de Lima se vieron plagadas de grandes paneles publicitarios que en vez de promocionar alguna marca, como es de costumbre, transmitían misteriosos mensajes que abogaban por mantener la democracia, la libertad y el modelo económico. Estos paneles, colocados en áreas transitadas por la clase media alta con ínfulas de élite, trataron de alertar a la ciudad contra una supuesta amenaza, porque otro de los mensajes presentes en los anuncios era un contundente “No al comunismo”que nunca se cansaba de aparecer. Y por coincidencias de la vida, Fuerza Popular comenzó a divulgar sus publicidades con frases sospechosamente parecidas a las de los paneles, que ya se habían extendido por ciudades como Arequipa, Cajamarca y el Cusco, razón por la que no había que ser colega de Modesto Montoya para darnos cuenta por dónde venía la cosa. Finalmente, la empresa Punto Visual tuvo que admitir que fueron ellos los encargados de colocar los costosos anuncios, aunque no quiso admitir qué fuerza política los incitó a tamaña propaganda.



Siguiendo con el ámbito comunicativo, estos tiempos nos ofrecen un abanico de posibilidades para hacer llegar un mensaje. Plataformas como Youtube o la ya consolidada Tik Tok fueron un valioso bastión para la campaña de miedo que todos los interesados en no cambiar nada en este país han dado vida en estas semanas. Tuvimos, por un lado, ciudadanos cualquiera y figuras afamadas que recayeron en la etiqueta de influencers que emplearon la plataforma de los bailecitos para difundir videos en los que supuestamente nos informaban acerca de las ventajas de mantener el modelo económico, sumado con frases plagiadas que hacían mención al esfuerzo individual y a la familia, teniendo muchos de estos videos una carga de odio que dejaba muy claro que era una iniciativa en favor de Kiko. Mientras tanto, Youtube se cargó de anuncios que ya no publicitaban productos, sino que lanzaban mensajes llenos de tensión sobre un escenario futuro en el que el Perú acabaría como Venezuela si elegíamos votar por el comunismo. Nuevamente los fantasmas del chavismo eran recogidos por la gente menos indicada, mientras el Whatsapp se convertía en la mejor herramienta para enviar audios falsos e imágenes adulteradas de Pedro Castillo entonando himnos senderistas que asustaron a más de un adulto mayor ajeno a las redes virtuales.




Y si todo esto fallaba en su intento de adoctrinar al pueblo, para eso la vieja confiable de los medios tradicionales. Un buen día, América Televisión, Panamericana (lo que queda de esta señal), Canal N, ATV, Latina y Willax lanzaban al unísono el mismo mensaje: No votes por la violencia, vota por la democracia, no seamos como Venezuela, luchemos por nuestra libertad. Y por lo visto tanta libertad los afectó, pues una de las primeras acciones fue ejecutada por el consorcio de los Miró Quesada al despedir a Clara Elvira Ospina de la dirección de Canal N y América Noticias por tratar de mantener una postura crítica tanto con Castillo como con Keiko (creo que esta historia ya se había vivido años atrás). El siguiente paso se desarrolló casi de forma automática: Mónica Delta, Federico Salazar, Verónica Linares, Mávila Huertas, Rossana Cueva, Cecilia Valenzuela, Augusto Thorndike, Beto Ortiz y Milagros Leiva se convirtieron en paneles parlantes que vociferaban las mismas consignas de las pantallas azules de las avenidas o los insufribles anuncios de Youtube. Seres de esta calaña renunciaban sin decirlo a su integridad profesional y perdían la poca dignidad que les quedaba, para beneplácito de Intercorp, El Grupo Romero y aquellos electores que siguen creyendo que Keiko Sofía velará por su bienestar.




Esta vez no pueden perder. Ese profe no puede interferir en nuestros planes. Qué se ha creído este cholo que ni hablar sabe. No sabe con quiénes se mete. Estas y otras frases cargadas de inclusión y solidaridad con el prójimo son las premisas que Fuerza Popular y los consorcios empresariales mencionados tienen en estos momentos como pensamiento guía. Los grupos editoriales lo saben y por eso esta vez no puede fallarle a sus aliados. El Comercio sigue acaparando titulares con información falsa y declaraciones tergiversadas de Castillo, quien dicho sea de paso no ha hecho mucho por hacer frente a este descarado terruqueo, al mismo tiempo que le da toda la cobertura posible a la hija del dictador transmitiendo la totalidad de sus mítines o invitándola a sus sets de televisión, cosa que también ha hecho el Grupo ATV. Es esta la explicación por la que esta semana hemos visto a la candidata de la corrupción en programas como el de Magaly TV o el nefasto Esto es Guerra, espacios en los que ha sido tratada de una forma que ya hubiese querido tener el Papa Francisco cuando pisó suelo peruano. Y si esto no es suficiente, figuras de la música y la televisión se han sumado también a la causa transmitiendo mensajes a favor de la libertad y contra un comunismo que hasta ahora nadie ha podido encontrar. Tal es la desesperación de la fuerza naranja por ganar como sea que se atrevió a tocar un elemento considerado sagrado para todos: La selección de fútbol. “Oreja” Flores, André Carrillo, Aldo Corzo, Luis Advíncula, Carlos Zambrazo, Raúl Ruidíaz entre otros, están deseando no haber grabado nunca esos deleznables videos en los que nadie, absolutamente nadie notó que leían un mensaje que otros escribieron, los cuales, curiosamente, contienen la misma idea de los paneles ya mencionados y de los periodistas sin dignidad que se siguen creyendo líderes de opinión. Y en medio de toda esta vorágine, la idea de que Castillo es terrorista ya empezó a calar en varias conciencias electoras.





Conclusiones


Como se ha podido apreciar, poco o nada han cambiado los métodos para hacer a un lado candidaturas incómodas para cierto sector del país en las 2 décadas escogidas como muestra para este escrito. Hay constantes que tristemente se repiten elección tras elección, tanto en el plano informativo, el empresarial y el ciudadano. Actores como el Grupo El Comercio han demostrado ser una prueba de constancia y disciplina al momento de cumplir su misión. Lástima que esa misión tenga que ver con desinformar y atemorizar a la población peruana, mientras que cada opción que escoge ese Perú excluido mencionado hasta el hartazgo terminan sucumbiendo a los intereses de la CONFIEP. y del modelo económico que parece no tener fin.


Nadie puede asegurar que Pedro Castillo vaya a ser la excepción a la regla o que con él llegue de todas maneras ese cambio anhelado, ya que ni siquiera ha deslindado de manera contundente de Vladimir Cerrón ni del impresentable de Guillermo Bermejo, pero lo que sí se tiene asegurado es que de las 2 opciones que tenemos, es la única con predisposición al diálogo y la concertación y es la única que realmente trata de ser la voz de los que no han sido escuchados. Estamos a muy poco de saber cómo se regirá el destino del Perú en los próximos 5 años y por ahora solo nos queda cumplir con nuestro deber cívico, esperar pacientemente los resultados y sobre todo, no creer en ningún terruqueo que los de arriba nos manden con fines pendencieros. Que sea lo que Wiracocha quiera. 




Referencias