sábado, 4 de junio de 2016

10 años y aquí seguimos



Por Luis R. Carrera

Negados, olvidados e injustamente postergados. Así es como nos hemos sentido a lo largo de nuestra existencia en esta bendita tierra que nos cobija. Y es que por más que el país aclama a todos los vientos posibles la ansiada inclusión social, esta parece ser esquiva con nosotros por mucho más tiempo del pensado. Afortunadamente somos conscientes de la realidad que nos golpea y simplemente seguimos firmes en el fortalecimiento de nuestra identidad tantas veces magullada.
El 4 de junio del 2006 se decretó que tal fecha sería a partir de ese momento el Día de la Cultura Afroperuana y qué mejor fecha que la escogida pues de ese modo se conmemora la figura del hombre quien permitió que las manifestaciones culturales de la negritud de antaño no se pierda con el paso del tiempo, el excelentísimo Nicomedes Santa Cruz, pero muchas de las promesas vertidas desde ese entonces a la actualidad solo se quedaron en eso pues el Perú sigue siendo un país que denigra sin piedad a quienes merecen el mayor de los reconocimientos del mismo modo en que se hacía allá por los 1500 solo que con la mirada en Norteamérica en vez de España, lo que hace el panorama tan desalentador como lo fue para nuestros ancestros que cruzaron, contra su voluntad, el Atlántico.



Por tal motivo, nuestro querido país se dejó, y se sigue dejando, llevar por la historia "oficial” que dejó que por mucho tiempo enterrara la grandeza de los negros peruanos y todo indicio que registre algún logro de los afectados. Así, la mayoría de nuestros compatriotas ignoran que hubo un Francisco Congo que encarnó la lucha contra aquellos que nos trataban como mercancía; desconocen que un tal Antonio Gatica y otro que respondía al nombre de Antonio Oblitas fueron partícipes destacados de 2 de las más grandes rebeliones de nuestra historia; nunca supieron del esfuerzo de José Manuel Valdés por llegar a ser médico en una sociedad que negó en algún momento la condición humana del negro; hasta hoy no llegan a saber que en la Guerra del Pacífico no solo brillaron los Grau o los Bolognesi y mucho menos saben que un diplomático zambo de inicios del siglo XX planteó soluciones a los problemas limítrofes post conflicto con Chile o que tuvimos entre nosotros a un sociólogo que desde la visión afroperuana propuso una nueva visión del Perú. El desconocimiento general de estos hechos ha mermado nuestro análisis histórico sin que lo notemos con el peligro de ser borrados de nuestro legado para la posteridad. Afortunadamente, organismos creados por los propios afroperuanos vienen dando solución a tales vacíos históricos.
Y es esta la clave para mantener vivo el saber negro del país. En vista de que no llegaremos a nada si seguimos esperando que la historia oficial reconozca, por fin, el aporte de la negritud peruana al desarrollo del país, desde nosotros mismos debe partir el trabajo de revalorar la participación afroperuana en las distintas etapas de la historia que le tocó vivir desde la llegada de los que iniciaron el camino provenientes del Golfo de Guinea y espacios afines. Fuimos importantes en el ámbito cultural, político y deportivo del país pero la sociedad peruana, obnubilada por la historia narrada en los libros de Editorial Santillana y bombardeada por la influencia de estándares venidos del otro hemisferio termina quitándonos todo mérito y olvida de esa manera nuestro rol en todas las épocas mencionadas líneas arriba.



Esta situación nos lleva a la más nefasta consecuencia originada por ese ocultamiento del aporte negro. El racismo por estos días está más vivo que nunca a pesar de todas las campañas, alertas, llamados a la consciencia y demostraciones habidas y por haber. No importa cuán civilizados afirmemos estar pues en el momento menos pensado alguno de nosotros recibirá una ofensa por su color de piel sin siquiera haber dado motivo para ser fustigado de esa forma. No interesa cuánto hayamos avanzado tecnológicamente pues esos mismos avances son usados para difundir todo el odio latente en la mente de buena parte de nuestra población, la cual a través de las diversas redes saca a relucir el pensamiento arraigado desde que Pizarro ancló en suelo tumbesino. Estas actitudes no decaen en otra cosa que en la discriminación hacia quienes sean considerados como inferiores a quienes profieren el odio hacia el otro y si el hombre andino cayó en ese deleznable círculo vicioso, del mismo modo el negro nunca estuvo exento de las ofensas. Muy por el contrario, no contentos con insultarlo, también lo han tomado como un motivo de regocijo entre aquellos que aseguran en su interior ser dueños de la verdad absoluta y en este aspecto, la lucha debe ser incansable.


Por suerte no todo es desgracia para los afrodescendientes en el Perú. Como se dijo en párrafos anteriores, existen organizaciones que han tomado la posta de Nicomedes, Victoria y “Pepe” en lo que respecta a realzar el legado negro y reafirmar una identidad entre todos los vinculados a esta gran familia y a 10 años de haberse declarado esta nuestra fecha, es deber de todos los que nos hallamos inmersos en este hermoso mundo de la negritud, continuar con el trabajo por más pequeño que sea el aporte, ya sea dentro de un partido, un grupo o una simple tribuna como la que hoy les manda este mensaje. El camino aún es largo y por tal motivo, toda contribución a este trabajo será bien recibido por lo que la memoria de los negros viejos seguirá entre nosotros y los checos y tamboretes nunca dejarán de sonar. Feliz día.