Por Luis R. Carrera
Es triste cuando se pierde a alguien de manera inesperada y repentina, ya sea dentro del entorno familiar o círculos cercanos, y el pesar es mayor cuando descubres que ese alguien trataba de enriquecer a una sociedad tan contrariada como la nuestra, la cual si por estos días padece para hallar la ansiada consolidación, mayor era la angustia por esos años en los que este amauta contemporáneo nos dejó. Aquel hombre que si bien no era el enviado por los apus que aparentemente estuvimos y seguimos esperando para nuestra redención pero sí alguien que contribuyó a crear una nueva visión de país era nada más y nada menos que José Carlos Luciano Huapaya. “Pepe” para los amigos.
Nacido en Lima el 8 de marzo de 1956,
pasó los primeros años de su vida recibiendo la formación de 2 tradiciones
afroperuanas al ser de padre chinchano y madre maleña, pero producto de una
aculturación que él explicaría muchos años después, no se percibía a sí mismo
con una identidad en particular (historia que no me es ajena), hasta que el racismo,
viejo conocido en nuestro devenir, llegaría a él desde muy joven. Al ser uno de
los más destacados alumnos de su clase, fue víctima de envidias y entredichos
que cuestionaban que un negro se halle tan capacitado para el estudio. Es que
claro, alguien como él debería estar dedicado a la chacota para luego de
terminar la secundaria dedicarse a cuidar casas, lavar el carro de algún Miró
Quesada o por último, ponerse a vender su ranfañote, jugar su pelotita, tocar
su cajón o hacer otra de esas cosas que le gustan. Qué es eso de andar estudiando y querer ser profesional, habrase visto.
Fue al ingresar a San Marcos que descubre
su negritud; esto gracias a la amistad que entabla con José “Cheche” Campos,
estudiante al igual que él y que había tenido la inquietud de
indagar en su pasado más allá de lo familiar mucho antes que “Pepe”, quien para
ese momento trataba de hallar algo más que el materialismo histórico y las
variantes del mismo que inculcaban sin peligro alguno de ser tildado de "rojete" o
resentido social (tiempos aquellos). Es “Cheche” quien
lo ayuda a visualizar otros rumbos del análisis social y qué mejor camino que el
conocer los orígenes propios, más aún en una época en la que por estas tierras, al zambo solo se le destacaba por ser de Chincha, parece que todos eramos por defecto oriundos de esta provincia, y jugar bien al fútbol. Por tal motivo
es que Luciano decide emprender junto a su futuro yunta de mil batallas
emprender un camino que afortunadamente no se ha dejado de lado tras su
partida.
Para la década de 1980 ya se encontraba
trabajando en el Instituto de Investigaciones Afroperuanas (INAPE) dirigido por
su amigo Campos y a partir de ahí intensifica su plan de recorrer todo pueblo habido y
por haber en el que existía algún vestigio, por más vetusto que fuese, de la
historia negra del país. Fue así que logra vincularse con quienes vivían en tales
pueblos y ciudades, de los que rescataba su pasado por medio del mecanismo más
efectivo para conocer lo sucedido con quienes no tienen una historia escrita,
como nos ocurre a todo negro que ronda por este mundo: la tradición oral. Es a
través de los recuerdos y costumbres de los habitantes de cada lugar visitado
que de a poco se fue reconstruyendo el devenir de la población afroperuana,
tantas veces negada por la historia oficial.
Gracias a esta iniciativa contribuyó al fortalecimiento del trabajo que
venían haciendo años atrás organizaciones culturales como Teatro y Danzas Negras del Perú y Perú Negro,
pues ya no solo hablaban de lo negro desde el ámbito artístico sino que ahora se
luchaba por conocer el rol histórico del afroperuano a lo largo del tiempo y
otorgarle un mejor posicionamiento del otorgado en base a sus aportes en lo
artístico y en todos los campos posibles. Estos esfuerzos y su trajinada labor
en el Instituto de Defensa Legal (IDL) lo acercarían a agrupaciones nacientes
en esa época como el Movimiento Negro Francisco Congo, organización de la cual
se convertiría en mentor algún tiempo después.
Si hay algo que caracterizó al buen “Pepe”
fue su capacidad para sintetizar sus argumentos de manera que estos sean
fáciles de comprender por todo tipo de audiencia pues él deseaba que el trabajo
que venía realizando desde la sociología y la experiencia propia llegue a oídos
de la mayor población posible. A su parecer, ya era tiempo de que tengamos
consciencia de dónde provenimos, cuál ha sido el papel que nuestros ancestros
jugaron y el porqué de la situación en la que ahora nos encontramos. Tales
apreciaciones no se centraban únicamente en lo negro pues él afirmaba que el
aislamiento y marginación también lo sufrió el hombre andino por lo cual, era
realmente necesario tener presente que problemáticas que aquejaban, y nos
siguen aquejando, como el racismo continuarían si no percibíamos el desarrollo
del mismo. Es ahí que entra a tallar la mentada aculturación que no es otra
cosa que la pérdida de nuestra propia identidad por cederle lugar a una cultura
ajena, ya sea por imposición o necesidad. Tales palabras pueden ser leídas en
la compilación “Los afroperuanos. Racismo, discriminación e identidad” que el
Centro de Desarrollo Étnico (CEDET), organismo de la que formó parte los últimos
años de su vida, publicó hace algunos años. Al leer ese documento podrán comprobar que sus intervenciones pese a tener más de 15 años la más reciente, se verán tan cercanas a nuestro contexto pues aquello que él planteara décadas atrás se sigue sufriendo hasta
nuestros días.
Lamentablemente la vida no le dio el
tiempo necesario para seguir afianzando sus ideas y el cáncer lo alejó de este
mundo el 8 de abril del 2002. Han pasado ya varios años de su partida y como se dijo
líneas arriba, no ha sido en vano su labor y todo lo que expuso en vida pues
afortunadamente se sigue rescatando su memoria a través del recuerdo de lo que
alguna vez expusiera en conferencias o algún manuscrito elaborado a la volada pues no llegó a hacer un libro completo que de inmensa ayuda hubiese sido para
la negritud peruana, la cual sigue tratando de comprender su propia
historia fuera de los preceptos establecidos y los estándares de toda la vida,
como nos lo había inculcado. Que Elegguá y Changó lo tengan en su gloria.
Referencias:
· Cimarrones,
Comunicación interétnica global, Libro de Pepe Luciano: Los Afroperuanos. Trayectoria
y destino del Pueblo Negro en el Perú. Disponible en: http://www.cimarrones-peru.org/pepe.htm
· Rosina
Valcárcel, El amauta negro, José Carlos Luciano, 2009. Disponible en: http://www.noticiasser.pe/opinion/el-amauta-negro-jose-carlos-luciano
· Luis
Rodríguez Pastor, 60 años del líder afroperuano José Carlos Luciano,
2016. Disponible en: https://rocolaperuana.lamula.pe/2016/03/08/60-anos-del-lider-afroperuano-jose-carlos-luciano/luchitopastor/
· José Carlos Luciano, Los afroperuanos. Racismo, discriminación e identidad,
Centro de Desarrollo Étnico – CEDET, 2012.
Muy justo y precioso homenaje póstumo. Sabian que...Pepe Luciano compartía nuestra Fe en nuestros Vodunes y Orishas. Conocí a Pepe personalmente como amigo y hermano africanista. Y compartió con nuestra Iglesia Africanista de Kyrios Zulu allí en Lima. Por lo cual lo tenemos presente en nuestras plegarias. El ya disfruta de la dicha sin fin con nuestros Vodunes y Orishas. Amen. Un inolvidable Lider NEGRO que muchos afroperaunos deberian seguir su ejemplo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi crónica y compartir ese recuerdo del gran "Pepe" Luciano.
EliminarLo recuerdo como si fuera ayer, yo apenas dejaba la infancia y él un joven muy inteligencia pues era muy conocido por ser el primer NEGRO UNIVERSITARIO de la zona donde vivíamos (Pamplona SJM)... Tuve oportunidad de escucharle hablar sobre temas sociales de la época (80), sus argumentos y explicaciones eran realmente interesante en tal forma que lo hacía simple con palabras técnicas y coloquiales para así hacernos entender la crisis que frontaba nuestra sociedad. Mi hno. Ulises (qepd) lo admiraba muchísimo.
ResponderEliminarDios los tenga en su gloria.��
Muy interesante y educativo, seguro que él fué el primer negro Universitario de esa zona de la Gran Capital de Lima, pero luego lo han seguido muchos jóvenes que, por ejemplo dado por él, se dieron cuenta que el deseo de superación personal y familiar, puede más que cualquier racismo o sentimiento de inferioridad. QEPD El Buen Pepe.
ResponderEliminarEl comentario previo fué publicado por Guillermo Enrique Escobar Zegarra.
ResponderEliminarLo recuerdo muy seriecito y formal, yo estaba en el colegio y escuchaba que él estudiaba en San Marcos, cuando ingresé a San Marcos lo veia por el pabellón de Sociales. Yo me mudé de SJM a inicios de los 80 y no sabia que habia fallecido hasta hace unos cuatro años que un colega docente de San Marcos que fue su amigo me comentó de su gran inteligencia y talento, yo orgullosa que se hable así de una persona de mi raza, un gran ejemplo a seguir. Dios lo tenga en su gloria.
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